no hay un solo dia en que no vea aunke sea una sola vez este numero!!!

El numero 23 posee gran protagonismo en la serie LOST.
Los que tienen esta obsesión por el numero al ver la serie deben haberse dado cuenta de la innemrable cantidad de apariciones de dicho numero.
Aquí les dejo un articulo de LOSTPEDIA para que comprueben.
Namaste!!


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APARICIONES Temporada uno:
  • Asiento de Jack (23B).
  • Asiento de Rose (23D).
  • Asiento de Bernard (23E).
  • Puerta de entrada al avión.
  • Número de galeones que necesitan los 46 sobrevivientes según la distribución de Jack.
  • La habitación de Hurley en el hotel de Sydney (2342).
  • Número pin dentro de la avioneta.
  • Dinero de recompensa por Kate ($23.000).
  • Veces que Jin clava el Hacha en la balsa.
  • Hora en la cual Walt despierta a Michael (5:23 am).
  • Número de día en el cual Jack abrió la caja de Halliburton y cogió las pistolas.
Temporada dos:
  • Número de supervivientes de la cola del avión.
  • Años que Sayid tenía cuando fue capturado por los americanos en la Guerra del Golfo.
  • Personas en el muelle que supuestamente Hurley hizo derrumbar.
  • Suma de los números del código postal de Henry Gale. (5+5+3+9+1)
  • Un coche de policía del Departamento de Policía de LA lleva el número 23.("Two for the Road")

Temporada tres:
  • Número del extraño cuarto en el cual está encerrado Karl en una pequeña instalación en La Hidra.
  • Cuando Roger Linus, padre de Ben, lleva a su esposa y a Ben recién nacido por un camino para pedir ayuda, se observa un señalamiento direccional que dice: Portland 32 ( invertido es 23).

Temporada cuatro:

Temporada cinco:
  • Según el identificador de llamadas de Kate el número de teléfono celular de Jack es 323-555-0156.
  • Es el número del muelle de la marina de Long Beach donde se reunen Jack, Kate, Sun, Sayid y Ben.
  • En El Faro Jack mira una fotografía de la isla, en el pie de esa fotografía se lee: "9/23/54 - U.S. ARMY - OP 264 - TOP SECRET - EYES ONLY" (9/23/54: 9+2+3+5+4=23).
  • Widmore le dice a Locke que si necesita contactarlo, lo único que tiene que hacer es marcar el número 23 del teléfono que él le dio.


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THE LOST EXPERIENCE

De acuerdo con thehansofoundation.org, el año en el que Alvar Hanso entró en en consejo de seguridad de las Naciones Unidas es 1967. (1 + 9 + 6 + 7 = 23)


TRIVIA

En una entrevista o podcast, los creadores comentaron que el número 23 era el más importante de los demás números por su gran valor mitológico.







en el diario....

en la calle...



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Justificar a ambos ladosEl número 23 es también el título de la obra póstuma de Robert Anton Wilson, que
acaba de ser publicada. El día antes de su fallecimiento, el pasado 11 de enero, Wilson mandó un correo electrónico a Ben Mack, un conocido autor de textos de marketing, en el que le enviaba el manuscrito de su libro acompañado de un críptico texto, que comenzaba diciendo: “Si algo me pasa y muero de repente, quiero que conozca la extraordinaria importancia de esta transcripción”. Concluía solicitándole que lo publicase sin retraso. El manuscrito establece la relación entre el número 23 y algunas herramientas satánicas.

Coincidencias sorprendentes: El rodaje de El número 23
La lista de coincidencias relacionadas con el número 23 parece no tener fin, como muy bien demuestra la película dirigida por Joel Schumacher y protagonizada por Jim Carrey, El número 23. Éstas son algunas de las más asombrosas:
• Ésta es la película número 23 que dirige Joel Schumacher.
• La última vez que trabajaron juntos Jim Carrey y Joel Schumacher fue en el filme
Batman Forever, en el que el actor encarnaba también a un personaje obsesionado con los números.
• La dirección de la librería que aparece en El número 23 es 599. 5 + 9 + 9 = 23.
• La habitación del personaje protagonista, Walter, en el manicomio es 318. 31 – 8 = 23.
• El perro de la película se llama Ned. “N” es la decimocuarta letra del alfabeto; “E” es la quinta y “D” es la cuarta. 14 + 5 + 4 = 23.
• Los números de la matrícula del coche de Walter (9068HT) suman 23.
• La película El número 23 se estrenó en EE.UU. el 23 de febrero de 2007.
• Durante el rodaje, el actor Jim Carrey se alojaba en el Hotel King Edwards. Este nombre más la señal roja de “habitaciones libres” (vacancy, en inglés) suman 23.

Religión discordiana: Creer en el número sagrado
La religión discordiana se fundamenta en el Principia Discordia, una obra considerada sagrada por sus seguidores, cuya primera edición vio la luz en 1965. Este texto está escrito de forma aparentemente desenfadada y con un extraño sentido del humor, pero ofrece un mensaje complejo. Su deidad es la diosa Eris y cuenta con santos, que identifica como el emperador Norton, Yossarian, Bokonon y Don Quijote. Sus símbolos son la manzana de la discordia, el pentágono y el sagrado Chao, similar al símbolo taoísta en el que se representa el yin y el yang, que en este caso se denominan hodge y podge. Esta religión considera sagrados los números 23 y 5 y carece de reglas específicas, ya que la Diosa prevalece. Tiene numerosos puntos en común con la trilogía Illuminatus de Robert Anton Wilson y Robert Shea. Sin embargo, parece que éstos no se involucraron directamente en la redacción del Principia Discordia.

El 23: Un número de película
El número 23 ha aparecido en el cine en otras películas anteriores a la protagonizada por Jim Carrey. En 1998 un filme alemán titulado 23 narraba la historia de unos piratas informáticos que contactaban con una sociedad secreta basada en este número. El 23 es también uno de los seis números místicos de la serie de televisión Perdidos y en Matrix determina la cantidad de personas que debe elegir su protagonista, Neo, para volver a fundar la ciudad de Sión.



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El inquietante escritor Robert Anton Wilson (MÁS ALLÁ, 208) falleció el pasado 11 de enero después de una larga enfermedad. Aunque no pudo asistir al estreno de la película El número 23, es uno de los responsables directos de que este filme haya visto la luz. Más que su descubridor o su auténtico creador, se podría decir que fue el padre del “enigma del 23”.

Hace 30 años se publicó su novela El gatillo cósmico. El secreto final de los Iluminados (Cosmic Trigger. Final Secret of Illuminati), una obra difícil de clasificar en la que relacionaba conceptos aparentemente muy alejados, como el enigma de Sirio, las drogas que alteran la mente, la inmortalidad y una conspiración a gran escala. Este libro, al igual que otros que le siguieron, se convirtió en una obra de culto para muchos, que encontraron en él una forma diferente de afrontar las grandes preguntas de nuestra realidad. Wilson cuenta en el libro que en 1966, cuando era uno de los directores de la revista Playboy, conoció al escritor William S. Burroughs, quien le introdujo en el “enigma del 23”. Cuando Burroughs vivía en Tánger (Marruecos) conoció a un tal capitán Clark, encargado del ferry que unía esa ciudad con España. Cuenta que un día el marino le explicó que llevaba 23 años al frente del ferry y que no había tenido un solo accidente durante ese tiempo. Ese mismo día el barco se hundió llevándose con él a Clark y a todos los que iban a bordo. Mientras Burroughs pensaba en la tragedia, puso la radio y escuchó en un informativo que había ocurrido un accidente aéreo en el avión de la compañía Eastern Airlines que realizaba el trayecto Nueva York-Miami. Lo curioso es que el aeroplano estrellado realizaba el vuelo 23 y su capitán se apellidaba Clark. Esa extraña coincidencia llevó a Burroughs buscar nuevas casualidades y descubrió que el número 23 aparecía en muchas de ellas.
Robert Anton Wilson siguió su ejemplo y comenzó a anotar todas las coincidencias relacionadas con el 23. Se percató de que este número estaba relacionado con su vida –sus dos hijas habían nacido en diferentes días 23– y de que aparecía en multitud de circunstancias, en ocasiones relacionadas con la muerte: en la película Aeropuerto el asiento del pasajero que lleva la bomba es el 23 y en Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, el 23 es el número de la guillotina en el momento álgido de la narración. Asimismo, en el código Morse el 23 indica fallo o corte de línea. Pero Wilson observó que, si el 23 se podía relacionar presuntamente con el final de la vida, también tenía una aparente relación con su comienzo. En su Cabalistic Dictionary el mago Aleister Crowley (MÁS ALLÁ, 138) asocia al número 23 con el proceso de reproducción al definirlo como el número de la partición, la extirpación, la alegría, un filamento y la vida

Religión y virus mental

La física cuántica podría dar una pista para explicar cómo es posible la sucesión de coincidencias o sincronicidades que se relacionan con el número 23. Robert Anton Wilson propuso que la clave para tratar de entender este fenómeno puede ser el llamado principio de inseparabilidad cuántica, que sostiene que cada partícula afecta a todas las demás sin importar el lugar en el que se encuentren. Las casualidades que rodeaban al 23, según cuenta Wilson en su libro, le convencieron de que esta cifra era la pista para comprender algo cósmico que hasta el momento se le escapaba. El camino iniciado en la obra Wilson fue seguido por la trilogía Illuminatus, escrita en colaboración con Robert Shea, en la que, entre otras cosas, profundizó en las extrañas sincronías que se relacionan con el número 23 y que sirvió de inspiración a una creencia religiosa, el discordianismo, que considera sagrada esta cifra. Si Wilson descubre en El secreto final de los Iluminados el misterio del 23, en su posterior Illuminatus considera que se trata de un número cósmico con fuertes conexiones con la magia arcana y la sincronicidad. Esta última actúa como un virus que se extiende de persona a persona. Se puede contraer leyendo un libro o un artículo o, simplemente, hablando con cualquier amigo o vecino. El “enigma del 23” –pensó Wilson– podría actuar de la misma forma. La verdad es que millones de personas siguen fascinadas con las extrañas coincidencias que rodean al mágico 23, tal y como quería Anton Wilson, que, en lugar de descubrir un número sagrado con una especial conexión con el Cosmos, simplemente lo creó de la misma forma que un pirata informático puede confeccionar un virus para los ordenadores. En una entrevista concedida poco antes de su muerte, Wilson reconoció que el “enigma del 23” es de naturaleza artificial. Las coincidencias se cumplen por la convicción de quien cree en ellas. Se trata así de una demostración del poder de la mente para percibir la realidad de cualquier cosa que se encuentre en nuestro entorno.
Desde esta perspectiva, las coincidencias que rodean al número 23 son como una especie de “virus mental” o idea tóxica que se transmite con bastante facilidad y que anida entre quienes comienzan a observar que las casualidades relacionadas con este número se van haciendo un hueco en su vida. En su último trabajo publicado, que precisamente se llama El número 23 ,Robert Anton Wilson detectaba una clara conexión entre este número y determinadas herramientas satánicas para difundir el misterio del 23 en todo el mundo como si se tratara de un gran “virus mental”, una idea que se contagia y que acerca la magia satánica a toda la sociedad de una forma inadvertida. ¿Cómo se cura la infección de un “virus mental” como el que podría ser el del 23? Howard Campbell, considerado un experto en iconografía subversiva, cree que la única forma consiste en detener la lectura sobre el número 23 y preguntarse por la relación con cualquiera que haya difundido esa idea entre nosotros. Ése sería el camino –dice– para evitar una contaminación que puede provocar un, hasta ahora, inadvertido cambio en la conciencia.



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¿Coincidencias, casualidades o una puerta abierta a la locura? El número 23 es mucho más que el título de la última película protagonizada por Jim Carrey. Esta cifra se ha relacionado con extraños cultos religiosos y con la práctica de ceremonias satánicas. Y se cree que podría ser una especie de “virus mental” de rápida propagación, muy contaminante.

El número 23 es mucho más de lo que parece a simple vista. Muchos creen que es la cifra mágica de una extraña religión de reciente aparición. Otros lo identifican con diversos ritos satánicos e, incluso, hay quien opina que se trata de una especie de “virus mental”, una idea tóxica que se propaga rápidamente contagiando las mentes de quienes caen en su extraño embrujo. Los “vigésimo terceros” o twenty thirdians no son una secta, sino un grupo cada vez más numeroso de personas que están convencidas de que el número 23 dirige sus vidas. En su última película, El número 23, el actor Jim Carrey encarna a un hombre atormentado por esta cifra, que cree que está presente en todos los acontecimientos que marcan su existencia y que intenta buscar su significado. Una obsesión que le lleva al borde de la locura. El actor estadounidense ha reconocido públicamente en una reciente entrevista que él es uno de los “vigésimo terceros”, tal y como demuestran el nombre de su productora, JC23, integrado por sus iniciales y el número que durante años le ha obsesionado hasta tal punto que no duda en afirmar que el salmo 23 de la Biblia es como su mantra particular. Y parece ser que no es el único, porque el salmo 23 es posiblemente el más citado por los seguidores de este número: “El veintitrés me ha encontrado y no sé por qué”, dice un anónimo “vigésimo tercero” en un foro de Internet. Otro escribe que durante años el 23 se convirtió en el “enfoque y símbolo” de su vida. Y un tercero afirma que esta cifra “ha hechizado” sus pasos: “Cuando miro un reloj casi siempre marca la hora y 23 minutos”.
Éstos son sólo algunos de los casos anónimos de un fenómeno que parece estar en expansión, que llena las vidas de estas personas de todo tipo de casualidades y de aparentes coincidencias siempre relacionadas con el número 23. Un extraño enigma que escapa a la lógica cartesiana y que sólo se explicaría como fruto de una obsesión: si algo se busca se acaba encontrando, ya sean coincidencias con un número o relaciones sorprendentes con un signo astrológico. Tal vez sea simplemente una ficción más de Hollywood... O quizá no.

Coincidencias número 23...¿significativas?

Lo cierto es que hay coincidencias que dan que pensar. Los seres humanos tenemos 23 pares de cromosomas en nuestro ADN y el número 23 es el que determina el sexo. También tenemos 23 discos vertebrales. La sangre tarda en recorrer el cuerpo unos 23 segundos. Una cabellera humana puede sostener un peso de hasta 23 toneladas. El ciclo físico de los biorritmos es de 23 días. El eje de la Tierra tiene una inclinación de 23 grados y medio respecto al Ecuador. El oráculo taoista I Ching se lee tras lanzar seis veces dos monedas, con valor de 2 y de 3, y el significado de su hexagrama número 23 es caos, separación, desintegración. Destrucción que los mayas pronosticaron para el 23 de diciembre de 2012 y que identificaron con el fin del mundo.
Una serie de aparentes coincidencias que para muchos son algo más. Y es que los “vigésimo terceros” o twenty thirdians se han dedicado a buscar las coincidencias que se producen en torno al número 23 y han confeccionado una lista prácticamente inacabable. Sólo las ciencias matemáticas ofrecen multitud de casos: el 23 está formado por la concatenación de los dos primeros números primos; es la cifra entera más grande que no constituye la suma de potencias distintas y el primo más pequeño para el que la suma de los cuadrados de sus dígitos es también un primo impar, así como el número primo más pequeño con dígitos consecutivos. Asimismo, es el resultado de sumar tres veces el tercer primo (5) más dos veces el segundo primo (3) más una vez el primer primo (2). El 23 es igual a la suma de 5 más 7 más 11, una operación en la que aparecen los cinco primeros números primos: 2, 3, 5, 7 y 11. Además, en 1900 el matemático David Hilbert propuso una lista con 23 problemas matemáticos, los llamados Problemas de Hilbert, que en la actualidad continúan sin resolverse. En otros campos científicos, como el de la química, este número también destaca, ya que el 23 de octubre se celebra el día del Mol en honor al número de Avogadro, que es el resultado de multiplicar 6,02 por un uno seguido por 23 ceros. En estadística encontramos la evidencia de que en una habitación con sólo 23 personas existe una probabilidad mayor al 50% de que dos de ellas hayan nacido el mismo día. Más aún, el 23 aparece en multitud de circunstancias históricas y literarias. El emperador Julio César fue apuñalado 23 veces cuando fue asesinado. Según el arzobispo irlandés Ussher, la creación del mundo se produjo el 23 de octubre del año 4004 a.C. Los personajes creados por el escritor Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes y su inseparable doctor Watson, vivieron en el 221 B de Baker Street durante 23 años.

Con tantas coincidencias, no resulta extraño que una de las mentes más brillantes y, al mismo tiempo, perturbadas, la del premio Nobel John Nash, cuya vida fue llevada al cine con gran éxito en la película Una mente maravillosa, interrumpiese una conferencia para anunciar que una fotografía del papa Juan XXIII que aparecía en la portada de la revista Life era en realidad él mismo disfrazado, porque el 23 era su número primo favorito. La lista de hechos relevantes relacionados con el 23 no tiene límites: desde el número de grandes maestres templarios hasta el escogido por grandes deportistas, como Michael Jordan y David Beckham. Asimismo, es el día del nacimiento de Shakespeare y el de su muerte, fecha que comparte con Miguel de Cervantes, y la jornada que eligieron en 1981 militares ultraderechistas para intentar dar un golpe de Estado en España, el 23 de febrero. Llegados a este punto, los más escépticos o racionales podrán argumentar que, de la misma forma que si alguien se compra un automóvil nuevo comienza a ver continuamente por la calle coches de ese mismo modelo o si una mujer se queda embarazada sólo ve mujeres en estado de buena esperanza, las coincidencias que se relacionan con el número 23 podrían producirse con cualquier otra cifra. Sin embargo, no hay grupos de “vigésimo segundos” ni de “decimoquintos”. El 23 tiene algo que parece atraer la atención de una forma especial. ¿Dónde radica su magia?

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